20 ago 2010

Sobre la amistad de los soldados


Por Nacho Fittipaldi y Silvia Sullivan

El soldado le pidió permiso al Jefe de Escuadrón, Gral. Gerardo Lampenossi, para regresar al campo de batalla e intentar rescatar a su gran amigo que había quedado herido de muerte al alcance de las tropas enemigas, bajo la lluvia de balas más grande de la historia. El Jefe de Escuadrón le respondió que de ninguna manera arriesgaría un soldado vivo y sano por uno herido (o muerto). Rubén desobedeció la orden y luego de hacerse el distraído y el resignado, salió igual en busca de su amigo Mauricio. Al llegar al sitio en donde Mauricio se revolcaba de dolor, éste le dijo:

- ¿No podrías haber tardado más, no? ¿Por qué no viniste antes, no ves que me muero de dolor, te quedaste bebiendo no, borrachín? Rubén, la recalcada concha de tu madre, hace horas que espero que me rescaten, voy morir indefectiblemente!! Rubén observó que a Mauricio le faltaban las piernas y que su brazo izquierdo colgaba de un tendón, dolido por las palabras que su amigo acababa de decir, entre llantos, respondió.

- Arriesgué mi vida por vos amigo, me negué a acatar la orden de un superior por venir hasta aquí y vos tan solo me respondes así. Ahora, antes de morir, porque te vas a morir quieras o no, me vas a chupar la poronga paralitico de mierda, hijo de un malón de putas.
Mauricio, tullido y todo, le practicó sexo oral hasta que Rubén acabó, cosa que no era nada fácil por cierto. Entonces Mauricio, preocupado como estaba ante la inminencia de la muerte, le dijo al oído:

- ¿Rubén no tendrás sida, vos?

- Estate tranquilo -respondió Rubén- que la tenga sucia no quiere decir que no me la cuide. Ambos murieron ese mismo día, sin saber de dónde venían las balas, en los dos había cierta expresión de dolor y felicidad, en la inmovilidad de sus rostros.

Moraleja: los soldados son reputos.


1 comentario:

lau dijo...

jejejeje, estás re loco, nacho...