29 ene 2011

La densidad del tiempo



Atardecer en Montañita
 Por Nacho Fittipaldi desde Montañita (Ecuador)
Los ecuatorianos de Montañita hablan con arena en la mano, emulando un reloj de arena, dejando pasar a cuenta gota un poquito de arena a una mano y otro poquito a la otra, sin acelerar los tiempos de la palabra van diciendo lo que quieren expresar. Rodrigo, tirado en la arena con su ropa puesta, habla así. Son las siete de la tarde, el sol se puso ya y la crecida del mar nos ha obligado repentinamente a mover nuestras cosas para evitar que se humedezcan. En esta playa a la que venimos vienen los ecuatorianos de aquí, el turismo va a la playa céntrica y esta es mucho mas de los lugareños, es esa la razón por la que la escogimos como nuestra, según Pao podría ser una playa de la UOCRA. Rodrigo Pinto mide un metro cincuenta, o cuarenta y nueve tal, vez -es como Pao- y cabría muy bien en los asientos de las combis peruanas. Por casualidad terminamos arrimando nuestras cosas junto a las de él y su familia, su mujer fichó ese mismo día para un club de futbol femenino, ella entrena en la arena mientras nosotros iniciamos una charla casual. A simple vista uno no daría mucho por aquel pequeño hombre de tez oscura, torso redondeado y escasa altura, ahora que lo pienso se asemeja a una garrafa de gas. Es igual a tantos. Él nos habla de cuando el mar sube, de cuando el mar baja, de la Montañita antigua y de esta, de qué pasara mañana según la puesta del sol –nada de lo que augura sucede finalmente, aclaro-. Yo le doy tiempo de que hable de lo que él quiere para poder preguntarle lo que yo quiero, dejo que entre en confianza, que se distienda, Rodrigo habla muy claro y con palabras que alternan el español, el inglés y ese castellano caribeño que mete un chévere en cada lugar donde puede. El momento llega: ¿Rodrigo y qué onda con este tal Correa? Por un instante pienso que metí la pata, la fluidez del dialogo se ve interrumpida, el mira la arena, hay silencio, estamos acostados en el piso de la playa popular de Montañita y el sol se ha puesto bellísimo, metí la pata y arruine el momento. Rodrigo ríe y dice, “a mi me costó entender a este man, sábes?? Pero ahora debo reconocer que lo apoyo y que ha cambiado el país en muy poco tiempo y con una autoridad increíble, las cosas se hacen porque él las dice y ya.” A partir de ahí Rodrigo comienza a dar muestras de una lucidez inusual, maneja datos, vocabulario, esta informado y yo me siento sudamericano. Mucho  de lo que hemos visto aquí en Ecuador, en su trama política, lo que la gente nos ha contado guarda una semejanza con la Argentina que impresiona, incluso en las críticas que le hacen a Correa respecto de sus “formas”. Rodrigo avanza, ahora pregunta él: ¿Y por qué me preguntas eso tú? Bueno porque en todos los diarios que hemos visto –comprados al azar o los títulos leídos en las tapas de los puestos callejeros- todos critican a Correa de una manera feroz –digo yo, sin mostrar mi opinión, ni mis convicciones políticas, quiero que hable él, simplemente porque da placer escucharlo-. Ah, pues porque los medios están en contra de Correa, simplemente por eso –agrega él-. Luego arremete, “¿Cómo quieres que no este con este man si ha llevado escuelas a los lugares donde antes sólo había miseria y hambre, vieras las caras de los niños cuando les instalaron las pantallas táctiles –no usan pizarrón-, es que no sólo les dieron las netbooks sino que les dieron pantallas táctiles, ¿entiendes lo que eso significa para eso niños, este man esta llevando la salud publica a todos los ciudadanos que no tenían acceso a nada, esta comprando clínicas privadas para que den atención primaria porque los hospitales públicos están colapsados, ha obligado a los hospitales públicos a que atiendan las seis horas diarias obligatorias que corresponden por ley y no los treinta minutos que atendían antes, y hay un proyecto para llevarlo a doce horas diarias obligatorias, este man ha creado el subsidio de la seguridad social que alcanza al 70 % de la población –equivalente a la asignación universal nuestra-, este man ha expropiado los campos y los medios de comunicación del Estado que los empresarios de la derecha se  habían apropiado durante años de negocios entre el empresariado y los sucesivos gobiernos? Cuando yo vi todo eso, yo me dije, este man esta ahí con el pueblo y hay que apoyarlo. Y sabes cómo lo hizo, cuando llego al poder dijo <A partir de ahora las cosas son así>” Rodrigo trabaja diez horas por día con las comunidades campesinas en el Cantón de Santa Helena, la noche se va cayendo en la playa, la charla se dispara por diversos lugares y las luces de las redes de los pescadores indican que ya ha caído la noche terca, él nos explica que esas luces son para que cada pescador sepa dónde colocó la suya, nunca entendí si las recogen de noche, en ese caso lo que dice Rodrigo tiene lógica, o si lo hacen de día, y en ese caso nada de lo que dijo tiene sentido. Como sea, esas luces que parecen lucecitas de árbol de navidad, están en el medio del mar y pueden verse con claridad desde la oscuridad de la noche costera, y ese agregado artificial al mar curiosamente no lo diezma en su belleza sino que la profundiza.
Por afuera de esa tremenda personalidad política, están también otros nativos de aquí, Catalina y Leonardo por ejemplo, ellos administran el hospedaje y son gente tan amable y sencilla. Catalina es mas baja que Rodrigo, sí eso es posible, tiene la piel muy morena y ríe todo el tiempo, casi tanto tiempo como el que cocina para los suyos, allí también le enseño a Pao a hacer el ceviche y me convidó a mi una fruta que yo ya sabia que no habría forma de que me gustase, esos tiempos del compartir son los que texturaron este viaje. Su cocina, la nuestra. Aún no llegamos a entender quién es hijo de quién allí, todos comen y viven allí, juntos, son como doce, pero sus aspectos etarios son indescifrables. Ambos confiesan, quizás con vergüenza, que ellos no han salido mas allá de Guayaquil, a tres horas de Montañita, Leonardo se pregunta en voz alta, “Fíjate que Uds. han recorrido lugares de mi país que no ni conozco. Me han dicho que Loja es muy lindo, no? Pero yo no la conozco” Ambos se mueven en ese hospedaje que es el ahorro de sus vidas, viven todos los días de sus vidas para mantener el hospedaje y para que el hospedaje les permita vivir con muchísima mas holgura que el común de los ecuatorianos. Sin embargo, en el, “Buen día niña Paola, buen día niño Ignacio,” de cada mañana de Catalina, entiendo que esta la esencia de Rodrigo, de Catalina y Leonardo y del ecuatoriano medio también. Y ahora que me lo figuro, a eso habíamos venido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Divina cronica na cho, me emocionaste

Anónimo dijo...

Ah, soy tu primo Diego