La represión injustificada y
salvaje de la policía tucumana sobre los manifestantes es condenable y debe ser
condenada penalmente. La quema de urnas es un hecho demencial y deber ser
sancionada en el plano judicial que corresponda.
Sin embargo es curiosa la
apreciación que la posición hace en relación a la presunta <<etapa de
violencia>> que azota la Argentina. Desde hace varios años ese latiguillo
está funcionando y opera en distintos niveles de la política nacional, se recurre
a él para ponerlo operativo donde se lo requiera en el momento que sea.
En ese sentido la construcción de
escenarios irreales, de los cuales Carrió es un exponente sideral, no busca tanto ser fidedigno sino más bien
presentar escenarios que, aunque inexistentes,
puedan ser útiles en el futuro. Construir una zona siniestrada de
antemano. Ocurre así: Carrió (u otro) anuncia muy a la ligera que el
Kirchnerismo se está armando, que La Cámpora reparte drogas en las escuelas,
que Aníbal es narco y autor intelectual del triple crimen de Gral Rodriguez,
que De Vido es Yabrán . Nada, ni un rastro, ni un indicio existe sobre lo que
ella ha arrojado al ruedo imprudentemente. Luego sucede lo de Jujuy, un joven
muere de un tiro en la espalda y pese a que aún no está claro si fue un intento
de robo o no, la lectura política es llevada hacia el lado de que aquello fue
el resultado de lo que hace años se viene anunciando, que esto iba a suceder tarde
o temprano, y que el Kirchnerismo entró en una fase desbocada en la que ahora
utiliza la muerte como herramienta política. Primero mataron a Nisman. Ahora
asesinaron a Ariel Velázquez por pasarse de la Tupac, conducida por la violenta
Milagros Salas, a la UCR del estadista Gerardo Morales. Curioso raid político.
La violencia epocal es netamente
kirchnerista, es presentada y aparece como un dato objetivo e indiscutible de
la realidad. La oposición se deslinda de ella, como de ser la contraparte de la
grieta, y se refugia en la denuncia anunciada extemporalmente, esa operación permite
deslindarse del factor <<violencia>> y decir públicamente
<<nosotros lo veníamos denunciando y anunciando>> por lo tanto nada
tenemos que ver.
Lo que resulta inexplicable y
sobre lo que poco se ha reflexionado es que en estos días en los que sucedió lo
de Jujuy y lo de Tucumán, la violencia kirchnerista emanada, producida y
legitimada por Cristina vinculada ahora a los procesos electorales en curso, no
alcanzan a manchar a CFK. Es poco explicable, es un cabo sin atar para la
oposición, el hecho de que si CFK ya no es candidata a nada, contrariamente a
lo que habían anunciado iba a hacer, buscando los foros de la impunidad, si ella
se está <<yendo>> y el ciclo se termina, cómo explicar que la
violencia que denunciaron y que le adjudicaron, siga ahí, operativa, siendo que
CFK está en retirada, siendo que las paginas de la política ya se escriben
(para bien y para mal) con los dirigentes que serán oficialismo y oposición desde
el 10 de diciembre próximo. Cómo explicar la violencia kirchnerista siendo que
siempre desde éste lado de la política las derrotas se han aceptado con hidalguía
y responsabilidad institucional. Cómo creerles muchachos si sólo denuncian
fraude cuando casualmente el pueblo no los elige. Cómo no ver segundas
intenciones en sus denuncias cuando están denunciando un sistema electoral que es
igualito al utilizado en los comicios que los eligió a todos ustedes en los
cargos públicos que ocupan por decisión popular. O será que la escalada opositora,
ahora implica denunciar la única instancia del proceso electoral en la que sólo
el poder ejecutivo nacional tienen injerencia. Tanto Felipe Solá como Cano en
Tucumán, están denunciando fraude no en la fiscalización de las mesas, que por
cierto fue multitudinaria, sino en la carga de los telegramas, función que le
compete al Correo Argentino.
Están diciendo que la operación de
fraude se hizo bajo la complicidad del Correo Argentino que está bajo el radio de
acción del Poder Ejecutivo Nacional. No están diciendo que les faltaron
fiscales, como decían antes. No están diciendo que el FpV-PJ les compró los
propios fiscales, esas hipótesis quedan en el margen de lo partidario, y ellos
van por lo sistémico. Están diciendo que el Correo Argentino a instancias del Poder
Ejecutivo tergiversó, falseó, adulteró los telegramas que venían de las
escuelas con las firmas de los fiscales de cada partido y el presidente de
mesa, actor central del comicio. Están poniendo en duda la base del sistema
electoral, están sugiriendo que el gobierno actual no puede garantizar ninguna
elección más siendo que hasta ahora ha garantizado todas, en las que resultó
victorioso y en las que no. Pretenden cambiar el sistema a cincuenta días de
las elecciones presidenciales anticipándose a una derrota difícil de escapar. Están
minando de sospechas los resultados que avizoran y no pueden explicar cómo
denuncian <<violencia epocal>> siendo que ellos mismos son quienes están
desquiciando la democracia al ponerla en duda cada vez que el capricho que
soñaron no logra trasuntar la realidad.
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