9 oct 2014

Sin revolucion ni contrarevolucion dentro del kirchnerismo



Por Nacho Fittipaldi
Esta reunión de ideas parte de un escenario hipotético, no es antojadizo, es  probable, mezquino tal vez.
A saber:

  --Probablemente el candidato del FpV en 2015 sea Daniel Scioli.
  --Probablemente el presidente de la Argentina en 2015 sea Daniel Scioli.
  --El presidente que asuma en 2015, será el presidente de la crisis.

En lo económico
El último de los tres escenarios parte de los análisis y pronósticos sobre la economía nacional de aquí a la fecha de las elecciones y del 10 de diciembre de 2015 en adelante. En ese sentido, los peores augurios dan una coyuntura de crisis, pero no de catástrofe. Un conjunto de variables macro y microeconómicas, que no variaran de aquí a las fechas mencionadas, arrojan un mal escenario pero no el peor. La base de esa conjetura surge del análisis externo e interno.
A nivel externo el panorama es complejo, se sabe que hay crisis a nivel mundial y nada hace pensar que esa situación vaya a resolverse en el mediano plazo. Por otro lado hay un panorama muy preocupante en relación a la caída del precio internacional de los commodities. Por ejemplo, el precio de la tonelada de soja se derrumbó de U$S 560 en abril, a U$S 360 en septiembre. El flujo de comercio mundial también cayó producto de la crisis y ese escenario arrastró a Brasil, que venía desacelerándose, entrara en recesión con una contracción de su PBI del 0,9% durante el segundo semestre de 2014. A ese mercado van las principales exportaciones argentinas de origen industrial. Menudo problema.
En relación al sector financiero, hay escases de inversiones externas. Pese a que Argentina  llegó a un acuerdo con el Club de París, el CIADI, Repsol y el 92,3% de sus acreedores de deuda, el conflicto con los fondos buitres es una limitación concreta para las inversiones externas en dólares. Entre 2015 y el 2018 la Argentina deberá pagar U$S 15.500 millones, sin contar lo que se pagará al Club de París, Repsol, y sin saber cómo se resolverá el conflicto con los holdouts en 2015, evitando la clausula RUFO. Ese posible arreglo tiene un pliegue negativo y otro positivo. Por un lado incrementará el monto de pago de deuda en un número no conocido. Pero para tener una idea, Claudio Scaletta lo calcula en U$S 20.000 millones adicionales. Por otro, ese arreglo podría abrir el grifo, hoy corroído, de capitales externos destinados a sanear la cuenta corriente. Ese voluminoso calendario de vencimientos de  pago de deuda, es menos que lo que se pagará en 2015, pero igual erosionará las reservas del BCRA, problema que será tanto más grave cuanto menos divisas ingresen, sea por el conflicto con los holdouts, sea porque los sectores agroexportadores estoquean la cosecha esperando una devaluación.
En el plano local hay escases de dólares,  hay un enfriamiento de la economía, hay inflación. Todo ello provoca un  amesetamiento de los indicadores sociales, ya evidente. Gran parte de los economistas y periodistas especializados en economía coinciden en ese estado de situación. Lo que varía es la dimensión, la gravedad de ese escenario y sus consecuencias posibles.

En lo electoral 
Daniel Scioli es, hoy por hoy, el dirigente del FpV-PJ con la intención de voto más alta. En ese contexto, la estrategia electoral del FpV parece moverse a tres bandas:
Una opción es ir a las PASO y cruzar allí a Scioli con cualquiera de los otros candidatos del FpV: Uribarri, Domínguez, Randazzo o Rossi. Las encuestas de hoy, indican que el ganador sería, Scioli.
Otra opción es que CFK elija a dedo a un candidato de los antes mencionados sin ir a las PASO. Eso sería cometer un pecado, debilitaría enormemente al candidato ungido. Y asumiría un riesgo de inusual envergadura. Si CFK eligiera a dedo un candidato sin ir a las PASO (el que fuera) estaría exponiendo su liderazgo político post 2015, si ese candidato tuviera una mala performance electoral. Un candidato del FpV-PJ que no ganara las generales condicionaría ese rol de CFK. Un candidato del FpV-PJ que no supere el 35% de los votos, sería una tragedia de dimensiones, la responsabilidad recaería definitivamente sobre CFK.
Sin embargo, el principal interesado en fertilizar esta opción, tal vez sea el propio Scioli.
Hay una opción aún más alocada, negarle a Scioli la participación en las PASO como candidato del FpV-PJ y que vaya como candidato de otro espacio político.
A mi modesto e intrascendente entender, Scioli puede ganar en cualquier escenario, sobre todo si se da la primera opción y su candidatura es acompañada por el FpV-PJ. De ser así, accedería a las elecciones generales presidenciales con  Macri y/o Massa.
El escenario hipotético, no antojadizo, probable, mezquino tal vez, sería que Scioli (al igual que Massa y Macri) sería presidente en un contexto económico adverso, de crisis, tal vez de recesión. Una agudización de la situación actual, al menos en el período 2015-2017. Lo que quiero señalar es que a Scioli podría tocarle la mala fortuna de tener que gobernar condicionado, muy condicionado, por la situación económica y como consecuencia de ello, circunscribirse a un ámbito de acción más cercano al FpV, y su bagaje, que al liberalismo de centro-derecha en el que nadie duda, está ubicado el gobernador bonaerense.

En lo gubernamental
Si ese escenario económico se diera, me parece que esa escena sería una escenografía adversa a la naturaleza del propio Scioli y no del todo distante a los intereses políticos e ideológicos que el FpV persigue. Por primera vez se daría que la incomodidad de la coyuntura fuera capitalizada más por el FpV que por el propio Scioli. En un escenario de crisis como el que se atraviesa y prevé para el mediano plazo, Scioli estaría obligado a gobernar ante dos opciones, muy esquemáticas, por cierto.
En una, tendría que volcarse a la centro-derecha, prescindiendo de la intervención estatal, volcándose a la no lejana vertiente liberal de la economía, reduciendo la inversión pública, reduciendo la incidencia de la inversión pública en lo social y pagar ese costo. Para ello debería quebrantar el bosquejo de alianzas que, mal que mal, hoy lo contienen. Debería romper con todo el arco político que lo necesitó para  llegar a donde está hoy el FpV-PJ, pero también para sostenerlo a él mismo, sin molestarlo demasiado en su gestión gubernamental, proveyéndole de todos los fondos necesarios que su administración no le puede otorgar por incapacidad propia, y herencia acumulada, y que el poder ejecutivo nacional le provee a diario. Esto podría suceder si Scioli llega al poder por afuera del espacio FpV-PJ, si queda sin contención, libre de toda conducta partidaria.
Existe una segunda opción que está delimitada por la representación de alianzas con que acceda a la presidencia, en caso que lo haga. Si Scioli cierra filas con el FpV-PJ, si va a las PASO, y si gana, no tendrá otra opción que enfrentar el escenario económico haciendo uso de un posicionamiento político definido sobre la economía. La política administrando la economía con las herramientas del estado (y no a la inversa), ese legado hay que asumirlo. Scioli puede moverse hacia un lado u otro, sabido es que su convicción es la conveniencia, no su ideología. El dato es que pasado tanto tiempo desde que se señaló por primera vez que <<Scioli saltaría del bote>>, hoy su destino político ya no depende de él.
Es decir, lo que no va poder hacer es lo que viene siendo. No podrá hamacarse, no podrá titubear, no podrá cantar envido con 25 y esperar ganar de mano. No diseñará el Modelo de Desarrollo hoy inexistente pero tampoco podrá re-privatizar Aerolíneas Argentinas, ni las AFJP, ni eliminar la Asignación Universal, no podrá disminuir la inversión en ciencia y tecnología, ni podrá disminuir la inversión en educación. No podrá prohibir el matrimonio igualitario ni instaurar la pena de muerte. O en todo caso, no podrá hacerlo sin perder parte, o la totalidad, de la alianza establecida con la que llegó al poder. Scioli, es lo suficientemente listo como para permitirse eso. Después de tantos años de esperar para llegar a donde todo indica, llegará, hará lo necesario para mantener de su lado a la fuerza política que reconvirtió la historia contemporánea del país, que tiene poder de convocatoria, que tiene al grueso del sindicalismo del lado del gobierno que restableció los derechos de sus sindicalizados, que tiene la calle y la juventud en ella y que está con sus cuadros políticos habitando el corazón del estado.
Su futuro depende tanto de lo que el FpV quiera hacer con él de cara al 2015, como de lo que él haga con el FpV en caso de llegar a la presidencia, con su política, con su ideología, con su incipiente y vigorosa tradición.
Nadie espere de Scioli la contrarrevolución tan temida, esa empresa también requiere ciertas virtudes que él no ha esgrimido aún. Pero tampoco es de esperar que los otros candidatos del FpV-PJ hagan la Revolución que Néstor y Cristina no hicieron.
Después de todo, La Revolución es un sueño eterno…

1 comentario:

Gri dijo...

tu escenaio "hipotético, mezquino y antojadizo" es muy palpable, no quisiera ser Scioli