28 oct 2011

Diálogo en un vestuario de hombres I

Por Nacho Fittipaldi

La escena que se recrea sucede en el vestuario de una pileta de natación. Todos los lunes, miércoles y viernes, luego de nadar me cruzo con algunos personajes que con los que solo comparto el vestuario y esas conversaciones intrascendentes entre personas que sólo se relacionan en un lugar de paso. Hace varios años que van a la escuelita pero poco han incorporado de técnica y estado físico, sus cuerpos parecen haber adquirido una redondez que ya no abandonarán. Los susodichos se llaman Fernando y Fabio y este tipo de conversaciones se reitera una y otra vez, como si entre ellos se reencontraran luego de once años sin saber nada uno del otro, pese a que se ven tres veces por semana desde hace años, las conversaciones se reiteran día tras día:
-          Che Fabio estas flaco, eh. –dice Fernando mientras se saca los restos de shampoo de las orejas, está en pelotas, tiene un pene diminuto, es un morochazo, y la cabeza está cubierta por un cabello duro, parece peruano pero trabaja en ARBA-.
-          Y sí Fer, me estoy cuidando.
-          ¿Cuánto estas pesando Fabio? –el tono es como si Fabio estuviera pesando 25 kg-.
-           Y ahora debo estar en 93 kilos. –Fabio está de pie, su aspecto es como el de un lavarropas, hace un esfuerzo sideral para secarse ese espacio del cuerpo que va de las rodillas a los tobillos, su panza es considerablemente robusta y esta hinchado como un muerto al sol-.
-          ¿Y cuanto pesabas antes de la dieta?
-          Y… calculo que 96.
-          Ah, no era tanto.
-          Y no, lo que pasa Fer es que a mí me caga la altura viste, yo no soy un tipo alto.
-          Y, no. ¿Cuánto medís Fabio? –el que pregunta medirá 1, 68 pero ante Fabio, cualquiera se siente José Meolans-.
-          Y… yo mido 1, 65, soy más bien bajo. –Fabio juega a una humildad rayana con la insania-.
-          Claro te caga eso. Vos sabes que hoy antes de entrar a la pileta le digo a la piba que atiende el gimnasio, ¿la ubicas?
-          Sí la pendejita esa con cara de albañil y culo de patinadora.
-          Sí esa, le digo: <<Viste qué flaco está Fabio, se enganchó una pendeja y está loco, dice que si no adelgaza la pendeja lo va a dejar>>. Sabes que se lo creyó boludo, se lo creyó, no sabes la cara que puso la pibita –ambos ríen a carcajadas-.
-          Y lo que pasa es que la minas son muy chusmas boludo, les decís cualquier cosa y se lo creen pero porque están pensando en que se lo van a contar a medio mundo.
-          ¿Che y que estas comiendo, qué dieta haces?
-          Me cago de hambre Fer. Le aflojé al tinto, al pan…
-          El pan negro es jodido Fabio, la gente cree que es bueno pero cuando lo hacen lo mezclan con harina común, te comes cuatro panes y te mata. Hay que comer pan integral…
-          Ah, no sabía eso che.
-          Sí, es así. Lo que pasa es que hay mucha desinformación viste.
-          Igual yo no como nada de pan. También saqué la cerveza, las papitas, como carne y ensalada…
-          El tema de la cerveza ¿sabes cual es Fabio?: El verano –se auto responde-. En verano cuando volvés de trabajar te tomas una cervecita y es lo mejor, es riquísima. –ahora Fernando se pone un calzoncillo de los que yo creía no existían mas, esos slip de tela con elástico que traen toalla en la parte del pito; a juzgar por el aspecto, ese calzón debe tener veinte años-.
-          Sí pero te hincha todo Fer, yo me doy cuenta ahora eh. Antes era otra cosa, pero ahora el cuerpo te pasa factura.
-          ¿Cuántos años tenes Fabio, 50 más o menos?
-          Noooo, para hijo de puta, tengo 42.
-          ¿42? ¿Pero qué te comiste una fábrica de harina leudante boludo?
-          Sí. Me faltan 8 para los 50.
-          ¡Estas hecho mierda boludo! Te tenes que cuidar Fabio... –el tono es de paternal preocupación-.
-          Y por qué te pensas que me estoy cuidando -Fabio hace un silencio, mira el piso, se pasa la toalla por entre los dedos de sus pies, está sentado en un banco de cemento después de haberse duchado-. Lo que pasa es que yo tuve una vida muy ajetreada Fernando…
-          ¿Por qué, qué te pasó? –en el vestuario se hace un largo silencio y por unos segundos Fernando tiene la impresión de que ha metido la pata-.
-          …fui barman toda mi vida –agrega Fabio despuntando una risa que rápidamente es llanto, ambos se miran con complicidad y ríen.
-          Qué hijo de puta que sos Fabio, pensé que te cagaban a palos, o que te habían violado o que habías vivido en una villa…
-          Ja ja ja.
-          Laburabas en un cabarute hijo de puta, qué zarpado, ¡grande Fabio!
-          Che bueno, chau Fer, nos vemos el lunes.
-          Chau, chau, estas hecho un pendejo Fabio eh, este verano matas.

Conversaciones así, cada vez que se ven, y los disfruto en silencioso anonimato.

1 comentario:

lau dijo...

jajajaja...muyyyyyyy bueno, me divirtió muchísimo.