Por Nacho Fittipaldi
Hay una pregunta que ronda
mi cabeza hace años. Es la misma siempre. Como un sueño recurrente y recurrido
vuelve a mí cada vez que sucede algo inesperado. Una pregunta injusta pero
urgente. ¿Y si los equivocados somos nosotros?
¿Qué pasa si los que estamos
pensando mal la Argentina somos nosotros? ¿Tenemos derecho a imaginar siquiera
que es lo mejor para los otros? Esos otros que a menudo denominamos <<pueblo>>,
que suponemos en condiciones socioeconómicas complicadas, disminuidas, culturalmente
deterioradas y simbólicamente destruidas. Si llevamos esas preguntas, o estas
reflexiones al plano de la política veríamos cosas interesantes.
Por ejemplo, por qué y cómo
es que una chica como Vidal ganó en la provincia más “peronistas” de todas y a
la sazón, el 37% del padrón electoral nacional. Su cara de sorpresa cuando se
entera que ganó es sólo comparable con la alegría y perplejidad con la que el
personaje de Birgitte Nyborg gana la primera magistratura en la serie
danesa Borgen. Cómo es que Macri sacó el 50,55% en la CABA y Scioli el 37,13%
en Pcia. de Bs.As.
¿Nos alejamos de la gente (me
gusta más la noción de pueblo pero eso implica un destino común), en la gestión
y en la calle? ¿Gestionamos mal y la campaña transcurrió en los medios y no en
los barrios? Ellos con el discurso del cambio, en verdad, regresaron a lo
histórico del peronismo: la militancia barrial. Lavadita por cierto. Pero al
menos alguien tuvo la idea de decir, <<¿y si vamos casa por casa?>>
Les tocaron timbre o les golpearon las palmas y al salir vieron el rostro de
una muchacha con cara de farmacéutica que les prometía todo lo que les faltaba.
Y en situación de hastío y desesperanza por qué no creer, por qué no
ilusionarse, si además es mujer en un territorio de machos mal educados que además
hozaron utilizar la misoginia en algunos de sus comentarios como forma de neutralización
política. Digamos, los 320.000 cortes de boleta en la categoría gobernador y
los 735.000 votos en blanco en igual categoría, ayudan a explicar por qué perdió
Aníbal pero solo eso, y ese <<eso>> no explica el todo. Hace ocho
años que somos gobierno. Es el síntoma de algo qué hay que analizar. No podemos
ganar el balotaje sino analizamos los resultados de octubre.
Por otro lado me parece que
dimos por hecho (lo seguimos haciendo), que todo el mundo sabe y coincide en
qué es, cómo se compone, cómo se construye un modelo de desarrollo y qué
implica destruirlo. Dimos por sentado que la tracción de CFK llevaría a Scioli
a la victoria, suponíamos que Scioli sumaba los votos del FpV (desgarrado y
todo) más los votos propios (esos que lo dejaron en el camino a Randazzo) que
ya habían sido puestos en duda en las PASO, esa fue la primera señal de alerta,
desoída por cierto. En las PASO se esperaba superar el 40% y no se llegó al
39%. En octubre se suponía que llegábamos al 40,1% y llegamos al 36,86%.
Evidentemente la lectura política estuvo lejos de la dimensión que una elección
presidencial requiere. Todos descansamos en el poder simbólico de CFK, su
imagen positiva, su nivel de aprobación en la gestión, Pensamos que la gestión
de ella era la gestión de él. Pero tampoco tiene mucho sentido ungir a un
candidato para dejarlo luego en soledad.
Sin embargo, lo más complejo
es desarticular la operación político-cultural que le permitió a Macri hacerse
con el 34% de los votos a nivel nacional. Y esa operación es cultural porque se
vale de una instancia mediática, simbólica, de clase. Macri logró sacarse de
encima su sayo neoliberal, (¿o tal vez nuestra memoria sólo esté formateada para
pensar los ´70?), la parte del electorado que lo votó en gran medida no sabe
quién es Macri, qué hizo en la CABA, qué va a hacer si llega a presidente, qué
implica ser neoliberal. Macri ha perforado el estrato de los sectores más
humildes en la CABA y vuelve a hacerlo en Pcia de manera contrastable, ese dato
sirve para comprender por qué le quito votos a la alianza PJ-FpV, y eso se
puede lograr sólo si Macri, como candidato, muestra algo que justamente, no es:
Un estadista; un político que cree en la intervención medida del Estado; en la acción
mixta del Estado (sector privado + sector publico); la mixtura de un empresario
exitoso (él es hijo de un empresario exitoso) que abreva en la política, no
para enriquecerse sino para ayudar a los desposeídos, <<soy un
servidor>>, suele decir. Además luego del ajustadísimo balotaje de la
CABA le agregó la peronización de su discurso. Anunció que no re-privatizaría YPF,
ni Aerolíneas Argentina, ni los fondos de jubilaciones y pensiones, ni Fútbol
para Todos, etc; y concluyó con la inauguración de un monumento a Perón. Un sector
muy significativo de la sociedad le creyó. Macri logró sacarse la imagen de
antiperonista. Tengo la certeza de que <<Mauricio es Macri>>, como
dijo Néstor, pero el punto parece ser que Macri logró dejar de ser un cuco neoliberal/antiperonista
para ser alguien más amigable, conciliador, Vidal vehiculiza eso, menos dañino para
el peronismo, se dio cuenta (él no, Duran Barba) que al abrigo del Peronismo se
obtienen más votos, y eso es lo que está funcionando, sobre ese dispositivo
aplicado en los medios que lo preservan de él mismo, esa es la madeja que hay
que resolver, no sé si estamos a tiempo porque la sumatoria de errores
cometidos es voluminosa, y hay que agregarle los errores que estamos
cometiendo. No sirve intentar relacionar a Macri con todo lo de los ´90 porque hay
mucho de la estética menemista que encanta al pueblo y que no significa nada
para muchos de los pibes que tenían 5, 10, 15 años de edad en esas épocas, ni
para los muchos que hoy se enferman por no acceder a la libre compra de dólares.
Hay que confrontar a Macri con su propio él, con sus contradicciones resientes,
mostrar sus titubeos, sus conflictos ideológicos, las consecuencias prácticas
de lo que propuso y se arrepintió. Macri es menos antiperonista que hace cinco
años atrás y dio esa voltereta por una sola razón: la sociedad argentina es
menos antiperonista que unos años atrás (tal vez sea más antikirchnerista). Macri
lucra con su antikirchnerismo, no con su antiperonismo, eso hay que entenderlo
porque no es un dato menor. Él viene haciendo campaña en ese sentido.