27 mar 2013

Carta a Piero en un 24 de marzo



-          Por Nacho Fittipaldi 

    -  ¿Vamos a traer a nuestro hijo a la plaza? –pregunté yo, sentado en Plaza de Mayo tomando un mate recién hecho, mientras las columnas de la militancia entonaban sus canciones reivindicativas-.
-        -  Sí, claro –respondió Pao, con una media sonrisa en sus labios-.
Era 24 de marzo de 2012, la plaza se completaba de a poco hasta llegar en la noche a una multitud ya cotidiana. Pao  no estaba embarazada aún  y nosotros, ilusionados, jugábamos con la idea de que nuestro hijo compartiera ese sol de aquel año que estaba por darnos tantas alegrías, mientras la fuente incansable, arrojaba esa baba de agua que el viento movía tenuemente. Antes de que Piero fuera esta verdad.
Hijo, vos no podías saber cuánto es el ruido que hacen los bombos. Qué volumen puede asumir la sumatoria de miles de voces humanas cantando. Acostumbrado al clima suave y a la música que papá y mamá se esmeran en elegirte, la Plaza de Mayo debe haber sido un infierno para vos. Te forzamos. Cómo podrías imaginar las cientos de combinaciones de colores posibles que pueden plasmarse en una bandera, o qué insospechada articulación pueden formar las palabras que dan sentido a una frase que reivindica derechos. No podes ver lo elegantes que quedan las decenas de plátanos en la vereda de Avenida de Mayo, cómo explicarte que papá quería tanto que estuvieras acá en este día, con nosotros, o esa emoción que me habita desde que vos estas, y mamá, y yo, y vos, estamos entramados así. Estaba tu abuela también, y San y Manu y Matul, siempre Matul en la Plaza de Mayo.
Hijo esta fue nuestra primera plaza juntos, ¿cuántas habrá?, ¿serán muchas? ¿Estarás convencido algún día, como nosotros, que aquello que sucedió no debe (no puede) volver a ocurrir? ¿Sentirás como yo un dolor profundo, ajeno, vergonzoso y denigrante, por aberraciones que otros concretaron en cuerpos entre los que no se cuenta ninguno de tu familia?  ¿Llevaras a tu hijo a alguna plaza para construir eso que se llama memoria colectiva y que se ejerce de día y de noche, cuando vuelan aves y cantan grillos, en la ausencia de los desaparecidos que son presencia tumultuosa y que se alimentan día a día, de chiquitos como vos?  

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