4 may 2012

Yo estuve ahí

 Por Nacho Fittipaldi

¿La novedad es la felicidad? Ayer fue un día de enorme felicidad. Enorme. Gracias a los círculos de la historia, no quiero dejarle solo a Dios esa responsabilidad, cada uno de los que lee este relato, esta puesta en común de sentimientos, esa manera visceral de colectivizar mis expresiones más sentidas en el vizcacheral, todos nosotros somos testigos de un momento de la historia que a nuestros hijos, o nietos, deberemos relatarles, así como mi tío Víctor me contaba hace un mes atrás, acerca de lo que se decía de Perón y de Evita en sus días de gloria y odio.
Con la recuperación de YPF ayer se abría un día largo. Salí para BsAs tipo 9 AM, bien perfumado, bien vestido como si la celebración fuera un bautismo, escuchando por radio, el anuncio de lo que me iba a tocar vivir en carne propia. Cargue Nafta Súper en la estación de servicio de 60 y 122 y corroboré que desde hace unos días, hay Nafta Súper disponible. Pero mi felicidad es más extendida, me viene de poder estar en ciertos lugares con ciertas personas, con compañeros y amigos, trabajando duro pero sin perder la alegría, esa risotada cómplice que entre desconocidos pasa por altanería o crudeza pura. Viene de reencontrarme con entrañables compañeros y la inusual casualidad, sí es que lo es, de reencontrarnos ahora. Pienso en Martin, pienso en Javi y Silvi, en Oporto y sus "secuaces". Pienso en Mili y su capacidad de trabajo, ahora desdoblada en mamá que amamanta mientras conduce (o quiebra) una reunión, y a la vez escribe en una computadora y habla por teléfono y Simón se caga, o duerme como un angelito, ambas cosas las hace como un angelito, y hay que cambiarlo y Simón va a parar a distintas superficies planas de la oficina de Gerva, hay que cambiarlo ya, y hay resoluciones firmadas, hay comida, hay uvas, hay mate, hay diarios por todas partes y C5N está todo el día ahí, en la televisión encendida y creo que ellos nos miran a nosotros y todo lo nuestro es más interesante. Esa dimensión en la que un lugar tan ajeno como el congreso de la nación te pertenece un poco cuando al girar en un pasillo teencontras con alguno de ellos y entonces sentís que el mundo es un poquito más tuyo, o al menos ese pasillo. O esa otra invariable instancia de mi vida en la que siempre hay cien momentos o situaciones en las que poder llorar de risa porque para reírse siempre hay, como el otro día que un director de cine me vino a ver y dijo con toda seriedad, <<Lo que pasa Ignacio es que tenes que tener en cuenta que el bombero es muy de ocupar lugar>> en relación a que convenía poner menos sillas que personas en una sala de cine, solo porque eran bomberos; o ayer que se me acerco una mujer de unos 30 años preguntándome si yo era el encargado de cultura de la cámara para tratar de acordar una reunión y hacer un curso sobre “El arte del buen vivir y técnicas de respiración”, que ya lo había dictado en la CGT y que había sido un éxito. Descuento que luego de ello el índice de natalidad aumento un 74% en la República Argentina. 
La felicidad también es grande porque en poco tiempo han aparecido nuevos compañeros que ya son de fierro, Martin Carnaghi esta ahí, claro. Y sus Carnaghi´s boy. Julieta, logico, que tanto me ayuda y los chicos que se han sumado recientemente.
La felicidad me viene de un recinto colmado de compañeros, es hija de la posibilidad también de acercarme al recinto cuando los debates son menos concurridos e importantes, es una felicidad que aglutina coincidencias y convicciones, es una felicidad emocionada que me pone a brillar los ojos cuando el discurso de Rossi va por todo lo alto que puede volar, "(...) y fuimos a las elecciones de 2009, pero no nos fue como esperábamos. Ahí se encontraban los de siempre, los que creían que estábamos terminados, aquellos que pensaban que nuevamente el poder corporativo tenía que hacerse cargo del gobierno. Y la presidenta respondió con la ley de medios, que el Congreso debatió y sancionó. Entonces, señor presidente, en cada una de las situaciones y circunstancias sabemos que tenemos que ir hacia adelante. No somos como agua de estanque; no nos quedamos quietos, no queremos pudrirnos. Nos subleva un pobre, un necesitado, un desocupado, pues están en cada una de las decisiones que tomamos. Estamos convencidos de que la Argentina tiene un futuro próspero que engloba a todos. Los partidos políticos opositores no son nuestros enemigos. En el año 2009 dije acá, en este recinto, que la contradicción de la política argentina era “política versus corporaciones” y no “oficialismo versus oposición”; que teníamos que construir una política capaz de disciplinar al poder corporativo; que la política, desde cualquier lugar, piensa por el interés general; que las corporaciones piensan en su propio interés; que para nosotros, la Argentina es la patria y no una factoría.". Felicidad de ver a algunos compañeros en las bandejas cantando, aplaudiendo y mirándonos a los ojos y sin hablar nos decimos “¿Te das cuenta lo que estamos viviendo?” Afuera, en la plaza de los dos congresos hay 10 mil personas que querrían estar acá, hay millones de personas que siguen el debate por TV y nosotros tenemos esta inmensa posibilidad de mirar la historia sin lupa, con ojo propio. Quién me saca a mí, a Gerva, a Emi, a Juan, Marina, o a cualquiera de los compañeros que tanto trabajan para que esas rutinarias sesiones salgan adelante, la alegría y el secreto de haber visto la expresión de Alfonsín, de Gil Lavedra, y de todos aquellos que siendo opositores y con mucha menos trayectoria, han sido menos sensatos que estos dos. Quién la intima convicción de haber visto en la expresión de Carrió los rastros de la locura que se le conoce, pero hablo de una locura que cuando pasa, en verdad no se ha ido y deja secuelas en la mirada, en la risa y en el rostro. Quién puede negarme la posibilidad de pensar en mi abuelo 50 años atrás peleando por la causa YPF, quién la emoción de mi vieja al saber todo esto, quién tiene pensado arrebatarme el recuerdo enorme de ver a José Pablo Feinmann acompañando con las palmas la marcha peronista que se entona rabiosa o no se entona, ahí, en la primer bandeja, quién la convicción de que desarropado y todo, Daniel Santoro que está justo al lado de Feinmann (y sí canta la marcha) es tanto más significativo y representativo e importante para la historia del peronismo, que Feinmann con todos sus libros. Quién sabe del placer de la cerveza y la pizza compartida con amigos en la pizzería del congreso que, asumo, será nuestra en poco tiempo más. Cómo hago para explicar que la pizzería se torna unidad básica y los cantos aparecen a borbotones y los pibes y nosotros nos hacemos dueños de ese espacio público y comemos pizza y tomamos cervezas, y hay gente que se levanta y se va y dicen <<Así no se puede comer>> dando cuerpo real a los motivos que Santoro pinta. En verdad son solo tres personas. Y la tienen recontra adentro y no pueden estar sentados del asco que tienen, les damos asco, y ojo que somos todos chicos bien. Y es de noche, tarde, y han sido varias cervezas, en una ciudad que ya no me es tan ajena, afuera la ciudad esta semivacía, los papelitos que arrojó la movilización vuelan acéfalos por la avenida Entre Ríos, llegan a Corrientes para morir no sé dónde. Y así van las cosas y cuento y enumero y pongo puntitos finales a las cosas que venimos haciendo, vienen siendo muchas, y serán otras tantas, porque como la cosa no para, hay que saber decir: guau/qué bárbaro/ gracias/yo estuve ahí/hasta luego.
Y si cuando llego a casa a la una de la madrugada me tiro arriba de Pao, la despierto y medio pasado de vueltas le cuento cosas que son para el mate de la mañana siguiente y le muerdo las piernas y no se enoja, qué más puedo pedir.







1 comentario:

lau dijo...

Nacho: una vez más: Muy buenoooo!!!