Por Nacho Fittipaldi
La escena que se recrea sucede en
el vestuario de una pileta de natación. Todos los lunes, miércoles y viernes,
luego de nadar me cruzo con algunos personajes que con los que solo comparto el
vestuario y esas conversaciones intrascendentes entre personas que sólo se
relacionan en un lugar de paso. Hace varios años que van a la escuelita pero
poco han incorporado de técnica y estado físico, sus cuerpos parecen haber
adquirido una redondez que ya no abandonarán. Los susodichos se llaman Fernando
y Fabio y este tipo de conversaciones se reitera una y otra vez, como si entre
ellos se reencontraran luego de once años sin saber nada uno del otro, pese a
que se ven tres veces por semana desde hace años, las conversaciones se reiteran
día tras día:
-
Che Fabio estas flaco, eh. –dice Fernando
mientras se saca los restos de shampoo de las orejas, está en pelotas, tiene un
pene diminuto, es un morochazo, y la cabeza está cubierta por un cabello duro,
parece peruano pero trabaja en ARBA-.
-
Y sí Fer, me estoy cuidando.
-
¿Cuánto estas pesando Fabio? –el tono es como si
Fabio estuviera pesando 25 kg-.
-
Y ahora
debo estar en 93 kilos. –Fabio está de pie, su aspecto es como el de un
lavarropas, hace un esfuerzo sideral para secarse ese espacio del cuerpo que va
de las rodillas a los tobillos, su panza es considerablemente robusta y esta
hinchado como un muerto al sol-.
-
¿Y cuanto pesabas antes de la dieta?
-
Y… calculo que 96.
-
Ah, no era tanto.
-
Y no, lo que pasa Fer es que a mí me caga la
altura viste, yo no soy un tipo alto.
-
Y, no. ¿Cuánto medís Fabio? –el que pregunta
medirá 1, 68 pero ante Fabio, cualquiera se siente José Meolans-.
-
Y… yo mido 1, 65, soy más bien bajo. –Fabio
juega a una humildad rayana con la insania-.
-
Claro te caga eso. Vos sabes que hoy antes de
entrar a la pileta le digo a la piba que atiende el gimnasio, ¿la ubicas?
-
Sí la pendejita esa con cara de albañil y culo
de patinadora.
-
Sí esa, le digo: <<Viste qué flaco está
Fabio, se enganchó una pendeja y está loco, dice que si no adelgaza la pendeja
lo va a dejar>>. Sabes que se lo creyó boludo, se lo creyó, no sabes la
cara que puso la pibita –ambos ríen a carcajadas-.
-
Y lo que pasa es que la minas son muy chusmas
boludo, les decís cualquier cosa y se lo creen pero porque están pensando en
que se lo van a contar a medio mundo.
-
¿Che y que estas comiendo, qué dieta haces?
-
Me cago de hambre Fer. Le aflojé al tinto, al
pan…
-
El pan negro es jodido Fabio, la gente cree que
es bueno pero cuando lo hacen lo mezclan con harina común, te comes cuatro
panes y te mata. Hay que comer pan integral…
-
Ah, no sabía eso che.
-
Sí, es así. Lo que pasa es que hay mucha
desinformación viste.
-
Igual yo no como nada de pan. También saqué la
cerveza, las papitas, como carne y ensalada…
-
El tema de la cerveza ¿sabes cual es Fabio?: El
verano –se auto responde-. En verano cuando volvés de trabajar te tomas una
cervecita y es lo mejor, es riquísima. –ahora Fernando se pone un calzoncillo
de los que yo creía no existían mas, esos slip de tela con elástico que traen toalla
en la parte del pito; a juzgar por el aspecto, ese calzón debe tener veinte
años-.
-
Sí pero te hincha todo Fer, yo me doy cuenta
ahora eh. Antes era otra cosa, pero ahora el cuerpo te pasa factura.
-
¿Cuántos años tenes Fabio, 50 más o menos?
-
Noooo, para hijo de puta, tengo 42.
-
¿42? ¿Pero qué te comiste una fábrica de harina
leudante boludo?
-
Sí. Me faltan 8 para los 50.
-
¡Estas hecho mierda boludo! Te tenes que cuidar
Fabio... –el tono es de paternal preocupación-.
-
Y por qué te pensas que me estoy cuidando -Fabio
hace un silencio, mira el piso, se pasa la toalla por entre los dedos de sus
pies, está sentado en un banco de cemento después de haberse duchado-. Lo que
pasa es que yo tuve una vida muy ajetreada Fernando…
-
¿Por qué, qué te pasó? –en el vestuario se hace
un largo silencio y por unos segundos Fernando tiene la impresión de que ha
metido la pata-.
-
…fui barman toda mi vida –agrega Fabio
despuntando una risa que rápidamente es llanto, ambos se miran con complicidad
y ríen.
-
Qué hijo de puta que sos Fabio, pensé que te
cagaban a palos, o que te habían violado o que habías vivido en una villa…
-
Ja ja ja.
-
Laburabas en un cabarute hijo de puta, qué
zarpado, ¡grande Fabio!
-
Che bueno, chau Fer, nos vemos el lunes.
-
Chau, chau, estas hecho un pendejo Fabio eh,
este verano matas.
Conversaciones así, cada vez que
se ven, y los disfruto en silencioso anonimato.