Por Nacho Fittipaldi
La imagen más fuerte que tengo guardada de Cristina es cuando en medio del funeral de Néstor se bajó del auto y le ordeno a la custodia policial que no le pegaran a las personas que se tiraban encima del coche fúnebre: http://www.youtube.com/watch?v=PnDvojYsu18
Hace un mes y medio atrás me permití afirmar que el cierre de listas Kirchneristas no era ni tan anti-PJ como los neoperonistas intentaban mostrar (Morales Solá, Ruiz Guiñazu, Castro y Leuco) y que finalmente un estratega debe saber con cuales soldados piensa afrontar una disputa. De ello depende mucho su éxito, su gloria, e incluso la singularidad de una posible derrota.
El 50% de votos que Cristina ha cosechado en esta primera vuelta es su piso electoral, no su techo. Ese piso es la resultante de un proceso iniciado en 2003, incluye las conquistas primeras y heroicas de Néstor, más tarde las conquistas propias y también los errores ajenos. En las conquistas propias hay que incluir aspectos que hablan de gestas y de heroísmos. De Evita a Cristina, los argentinos no estamos acostumbrados a admirar a las mujeres-políticas-argentinas. De ahí su denominación de puta o yegua. Las mujeres ocupan otro lugar y a los hombres las mujeres se nos vuelven madre, y ese es su lugar, nuestra representación de mujer. En cambio Cristina es heroica. Y lo es porque ha podido sobreponerse al pulso político de su marido una vez que él murió, una inercia nada menor y nada despreciable. Quiero decir, da la impresión que la Cristina de hoy es más autentica que la de 2009. Esto no le quita meritos, ni intenta obviar (como sí hacen muchos defensores acérrimos del gobierno que constantemente evocan al Flaco, como si él gobernara desde el cielo) todos los logros que se han conquistado durante el mandato de Cristina. Finalmente esta mujer es la misma que se lucia sola en el Senado de la Nación cuando aquél era sólo un desconocido gobernador, alto, raquítico y con un ojazo chanfleado.
Las gestas y lo afectivo de un pueblo siempre se dan en la calle, ese es el contorno natural del fenomeno; nosotros como pueblo hemos reconquistado la calle. Esto se pudo ver claramente en los festejos del Bicentenario, se ve ahora en Tecnopolis, por donde ya han circulado dos millones de personas. Y también, por qué no, en el velorio lluvioso de Néstor. Jamás olvidaré la manera en la que abrazamos la tristeza con Martín en aquella despedida dolorosísima en la esquina de Alem y Teniente Juan Domingo Perón, frente al Correo Argentino. Desde ahí vimos pasar el cortejo fúnebre mientras Bs.As nos vomitaba toda su humedad y un obrero desde la altura de un andamio en el correo hacía flamear la bandera Argentina ¿Hay algo más potente que esa imagen?
Cristina le habla directamente a ese pueblo, por eso no hay medio de comunicación que pueda mediar entre ella y nosotros, esto no refuta la necesidad de poner en marcha la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, simplemente intenta reflexionar sobre fenómenos recientes y encuadrar las cosas en contextos más o menos objetivos. Entonces articula conquistas políticas de importancia suprema (política sociales y de ingresos, política regional, reconfiguración del Estado Nacional, recuperación del mercado interno) y suma apoyaturas de lo que se desprende como consecuencia de esas políticas sobre la población y suma también lo que la viudez puede generar en cualquier persona sensato. Pero el éxito de Cristina no es meramente un triunfo electoral. Es una victoria que se sostiene desde lo político pero mucho más desde lo afectivo. Ella es la única que puede decidir, darnos (o no) la ilusión de creer que se puede profundizar e institucionalizar este modelo parcialmente desarrollado. ¿Se imaginan si la correlación de fuerzas y las condiciones históricas permiten que Cristina tome la decisión de ponerle un impuesto a la renta extraordinaria, y si modifica la Ley de Entidades Financieras, y si se subsidia a los usuarios de transporte público y si nos concentramos en la consolidación de cuadros políticos y si sale una ley de aborto gratuito, publico y universal, la felicidad que se replicaría sobre el pueblo? Pero además de su impulso político Cristina es la imagen redimida del hombre común, y por eso su sola imagen es esperanza. Porque ha sido capaz de salir de los peores lugares en donde la vida pone a cualquiera de nosotros; hablo de la pobreza y la soledad, hablo de la injusticia y la tristeza humana, de la desilusión y la esperanza de creer, lo mismo que cualquier mujer común y corriente puede generar, se ha recompuesto como cualquier otra mujer lo hubiera hecho. Esa sencillez que ella no tiene sólo complejiza la ecuación pero no la diezma. Cristina es una mujer comúnmente descomunal que hace política y en esa hechura nos ahija a todos, como una fiera salvaje que cuando la hieren responde por sí y por todos los que la bravuconada ha interpelado.
Cristina le habla directamente a ese pueblo, por eso no hay medio de comunicación que pueda mediar entre ella y nosotros, esto no refuta la necesidad de poner en marcha la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, simplemente intenta reflexionar sobre fenómenos recientes y encuadrar las cosas en contextos más o menos objetivos. Entonces articula conquistas políticas de importancia suprema (política sociales y de ingresos, política regional, reconfiguración del Estado Nacional, recuperación del mercado interno) y suma apoyaturas de lo que se desprende como consecuencia de esas políticas sobre la población y suma también lo que la viudez puede generar en cualquier persona sensato. Pero el éxito de Cristina no es meramente un triunfo electoral. Es una victoria que se sostiene desde lo político pero mucho más desde lo afectivo. Ella es la única que puede decidir, darnos (o no) la ilusión de creer que se puede profundizar e institucionalizar este modelo parcialmente desarrollado. ¿Se imaginan si la correlación de fuerzas y las condiciones históricas permiten que Cristina tome la decisión de ponerle un impuesto a la renta extraordinaria, y si modifica la Ley de Entidades Financieras, y si se subsidia a los usuarios de transporte público y si nos concentramos en la consolidación de cuadros políticos y si sale una ley de aborto gratuito, publico y universal, la felicidad que se replicaría sobre el pueblo? Pero además de su impulso político Cristina es la imagen redimida del hombre común, y por eso su sola imagen es esperanza. Porque ha sido capaz de salir de los peores lugares en donde la vida pone a cualquiera de nosotros; hablo de la pobreza y la soledad, hablo de la injusticia y la tristeza humana, de la desilusión y la esperanza de creer, lo mismo que cualquier mujer común y corriente puede generar, se ha recompuesto como cualquier otra mujer lo hubiera hecho. Esa sencillez que ella no tiene sólo complejiza la ecuación pero no la diezma. Cristina es una mujer comúnmente descomunal que hace política y en esa hechura nos ahija a todos, como una fiera salvaje que cuando la hieren responde por sí y por todos los que la bravuconada ha interpelado.
El resultado de la elección hay que leerlo así: 50% a 0, es su piso.
1 comentario:
me gustó mucho la nota, sobre todo el final.
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