Esta historia es la historia de un tipo enorme, ancho, muy alto, debe medir como un metro ochenta y cinco u ochenta y ocho, parece ser poca altura para distribuir los ciento treinta kilos que ostenta. Pese a ello el tipo no se mueve con parsimonia ni lentitud sino que impone un ritmo que su vida le dicta; sin margen aparente para otra cosa. Hernán Brienza se levanta 05 AM todos los días, hace su programa de radio en Radio América, termina su programa, sale para Radio Nacionl para hacer su columna con Héctor Larrea, levanta las llamadas y los mil mensajes de texto que le han ido dejando durante la jornada <<Estoy hasta las manos>> dirá cada vez que algo que había asumido como realizable pasa al campo de lo suspendible. Es convocado por la producción de 6-7-8, por Tristán Bauer para filmar una película sobre Manuel Dorrego, él ha escrito El Loco Dorrego, libro muy comentado por Chávez y Cristina en Twitter, y por nosotros para que de una charla en Ayacucho el 15 de abril por la noche y en un mínimo pueblo llamado Labardén (Partido de Gral. Guido) el sábado a la tarde. Labardén es tan chico que me da miedo que Hernán no entre, que toda su inmensidad no quepa allí. Es enorme. Va y viene con una camisa verde agua que alguien dejo de usar en los ochenta, sus pantalones son más anchos arriba, a la altura de la cadera, que sus propios hombros, es un triángulo invertido fatídicamente. El tipo habla como si no trabajara de eso, es enorme y tan inteligente. Pensándolo, creo que es muy inteligente pero empiezo a sospechar que lo que me impacta de la inteligencia humana es esa veta de la inteligencia que es lucidez y la originalidad de pensamiento.
Habíamos acordado que yo pasaba por su departamento de villa crespo a las 15 horas. La charla estaba pautada a las 19.30 Hs con lo cual imaginaba un viaje tranquilo por la ruta 29, tomando mate escuchando buena música, un Cd de Bruno Arias que siempre me acompaña, con un sol que apenas si calentaba la chapa negra del auto. Fiel a mis miedos, 14.30 Hs yo estaba debajo del departamento con una ansiedad que partía mi cerebro en mil partes de arroz. Estacioné el C3 y me puse escuchar a Tenembaum para corroborar con qué sandez se despachaba hoy. Apagué el auto y escucharlo solamente me causó gracia; ¿cómo llegaron Bonelli y Tenembaum a hacer radio si son dicciones que complejizan la comprensión del habla? Por alguna razón olvidada intenté encender el auto pero fallé; intento otra vez y fracaso nuevamente. Con el pulso cardíaco algo acelerado busco razones para explicar la imperfección mecánica. El auto no arranca pero tiene batería, Tenembaum sigue allí. Son 14.55 Hs. Realizado el correspondiente llamado de asistencia técnica, aparece él, trajinando la avenida Dorrego, es curioso que viva en una calle que llevaba el nombre de un personaje sobre el que ha escrito. ¿Qué pasó Nacho, esto a los radicales no les pasa? Me dice alegre, sonriendo, como si ya estuviéramos en Ayacucho y no tuviéramos tres horas de viaje por delante o que acabamos de abortar si el auto no enciende. <<Che yo tengo una reunión ahora, voy y vengo, ¿me esperas?>> Son las 15.15 Hs y parece que ha olvidado todo lo arreglado. <<Y dale boludo a dónde voy a ir si no me puedo mover>> Según dice, la reunión es muy cerca de allí y que es un toque, lo ha llamado un funcionario de primera linea nacional y es urgente. Es una consulta. <<Apurate y preguntale si va a ser el vice de Cristina>> digo yo tratando de que mi pavor no se vea en mis ojos. Brienza aparece a las 16.30 Hs y efectivamente yo estoy al borde de tener un ACV, pienso que es un hijo de puta o que nada le calienta o que Ayacucho ha sido movido del planeta tierra como consecuencia del Tsunami en Japón y ahora queda acá no mas, del otro lado de la General Paz y no en el culo del mundo, estamos en Córdoba al 5000.
<<Se te murió la batería, pibe>> dice el del servicio mecánico que se ha tomado su tiempo para llegar hasta allí. ¿Estará entongado con Brienza, será mecánico o será el tipo con el que se reunió recién disfrazado de mecánico? Hay que tirarla –agrega displicente- como si el auto pudiera funcionar sin ella. Ponele otra -digo yo siguiéndolo, como si todos tuviéran una batería nueva en el baúl de una Fiorino-. El tipo acepta de buena gana, la coloca en cinco minutos, y en seis me cobra 550$ y salimos a los santos pedos para Ayacucho. Son las 17 Hs cuando finalmente podemos subir a la autopista. A las 18.15 Brienza me dice en plena ruta 29 <<Que linda que es La Pampa>>, media hora más tarde la chomba color durazno que lleva puesta luce manchones verdosos del mate que se ha derramado sobre sí. Detengo el auto y ambos notamos la diferencia de temperatura, estamos en mangas cortas y él descubre que el frio lo va tratar con crueldad al llegar. Vemos que allí mismo hay un monolito en conmemoración de un pibe de 22 años que se mató ahi al ser embestido por un auto, era ciclista y el monolito es un pedazo de pared alta con la parte delantera de la bicicleta incrustada sobre ella, incluida la rueda. Hernán y yo meamos contra un bosquecito de álamos y ambos pensamos: pobre pibe...
A las 20 Hs estamos en Ayacucho, la charla avanza, Hernán sostiene que Dorrego es el primer dirigente politico que inscribe en la historia de las ideas politicas argentina la noción del campo nacional y popular. Todo bien con Dorrego; sale todo mejor de lo pensado, el mérito es muy de él. Luego la cena, su celular sigue sonando, a las 23 Hs me anuncia que está muerto de sueño, tiene ojeras y está muerto de sueño; a las 23.55 Hs suena su celular y él dice <<Tengo una entrevista con Radio Universidad, permiso>> Sale del restaurante y el frio exterior lo recibe con esa crueldad y la vacua soledad de los pueblos nocturnos. Afuera, él habla por teléfono sobre el Perón que volvió en los ´70, afirma que ese era el mas juicioso y lúcido (polémico) Cuando regresa a la mesa seguimos esa conversación que él ha iniciado por teléfono. La noche lo embiste, avanza y nos vamos a dormir porque a la mañana siguiente debe escribir la columna para el diario Tiempo Argentino.
Todo el frio de ayer se ha ido a algún lugar complejo, ese mismo donde quizás esta la muerte del ciclista; hoy el sol ha salido pleno y se ha llevado lo de ayer. Un asadito nos espera y según nos han dicho Labardén no está precisamente a la vuelta de la esquina.