Macri, el Fino de la política

El arribo del Fino Palacios a la jefatura de la Policía porteña es un gesto político que ilustra qué tan bien entendió Macri la derrota electoral del Kirchnerismo en la provincia de Bs.As.

Por Ignacio Fittipaldi
En los días previos a la jornada electoral del 28 de junio, las audiencias mediáticas asistieron a la virulencia informativa con la que algunos medios decidieron preceder a las elecciones legislativas. Allí la problemática de la Gripe A parecería haber tenido importancia secundaria pese a que para ese entonces ya había muertos como consecuencia de esa infección. En otro orden de cosas las versiones del fraude electoral a manos del Frente Justicialista Para la Victoria (FJPV) se hicieron muy audibles en la semana previa al 28 de junio y casi convencieron de que el triunfo del Kirchnerismo estaba asegurado de una u otra manera, legítima o ilegítimamente. El rumor de un cacerolazo masivo convocado por una cadena de mails anónima, en respuesta al robo electoral del que seríamos víctimas, era otra noticia difícil de evadir por la cantidad de medios que la abordaban. En cambio la cuestión de la inseguridad se revitalizaba con cada nuevo rasguño sufrido por algún ciudadano de la Argentina engripada. El tema de la seguridad -Pública- había estado presente en la agenda de campaña aunque ello no implicó de ningún modo un tratamiento serio ni profundo del tema. Así llegamos al domingo 28 de junio que tan complejo escenario político arrojaría al concluir aquella jornada.
Pasados los comicios la notoriedad que cobró el tema de la Gripe A se llevó todas las marquesinas de los noticieros, en términos de presencia mediática las noticias más frecuente en los medios, incluso el mismo 29 de junio, fue la relacionada al virus H1N1, y no el catastrófico escenario político que depararía una inimaginable derrota del Kirchnerismo en Pcia. de Bs.As.
Perdiendo el FJPV no hay fraude.
Perdiendo el FJPV no hubo cacerolazo.
La cuestión de la seguridad -Pública- volvió a cobrar cuerpo sólo cuando a Mauricio Macri se le ocurrió y decidió proponer como jefe de la policía porteña al judicializado Jorge Alberto El Fino Palacios, mostrando todo lo que la derrota de Kirchner implica política y simbólicamente. Como si Macri estuviera pensando: Perdió tu modelo y ahora instauramos el nuestro llevando a la práctica una acción política con relación a la dimensión de tal pensamiento.

El currículm vitae del Fino Palacios
Al tal Palacios lo cuestiona Memoria Activa por encubrimiento comprobado en la investigación del atentado contra la AMIA cuando él era el Jefe de la Policía Federal Argentina. El Fino Palacios también estuvo imputado -luego sobreseído- por los hechos relacionados a la brutal represión del 19 y 20 de diciembre de 2001 que arrojara, como consecuencia de ella, cinco personas fallecidas a manos de la Policía Federal. Además en el marco de las políticas de consenso que Macri reclama al gobierno nacional él debería escuchar a los legisladores del distrito que gobierna que se oponen con fundamentos judiciales a su propuesta controvertida; y debería explicarle a su ex-aliado político, Juan Carlos Blumberg, por la relación del Fino Palacios con uno de los imputados del secuestro de Axel Blumberg. Todas esas causas comparten un vergonzoso patrón común: están impunes.
Sin embargo entre los multimedios son pocos los que abren la critica al Fino Palacios por una cuestión fundamental que sería causa suficiente para anular cualquier propuesta a cargo público hasta tanto se de un debate o se explique públicamente sus fundamentos al respecto. Debate que pocos quieren pedir y están en condiciones de dar, tal la naturaleza de los medios y la calidad de sus periodistas. El Fino es autor de un libro que lleva por título Terrorismo En La Aldea Global. Allí intenta una singular lectura de la historia reciente en la que se refiere a la última dictadura militar y en ella niega la existencia de dictaduras militares en América Latina y Argentina. Sostiene que durante los años ´70 hubo alternancia entre gobiernos civiles y militares como si ello no implicara –como implicó- deponer, armas y muertos mediante, gobiernos constitucionales y democráticos. Omite la responsabilidad suprema del Estado en el ejercicio de la violencia frente a grupos políticos con prácticas violentas. A lo largo de libro no hay referencia alguna a la represión ilegitima y brutal que la dictadura impartió, tampoco se menciona el sistemático robo de bebés nacidos en cautiverio, menos aún la existencia de personas desaparecidas y asesinadas y nada dice respecto de que para que todo ello tuviera lugar, hubo primero que secuestrar a la presidenta de la nación elegida por el pueblo de la Nación Argentina. ¿Macri no tiene que dar explicaciones acerca de por qué eligió a una persona tan comprometida con la justicia cuando de lo que se trata es de crear una fuerza de seguridad -Pública- que se aleje de los componentes corruptos, represivos e ilegales que caracterizan a las agencias policiales como la que Palacios condujo? Si no las da, la Ciudad Autónoma de Bs.As se parecerá mucho a un club social, muy cool, muy pro. Pero al parecer Macri no tiene que dialogar con nadie, se le ocurra lo que se lo ocurra lo impone como si gobernar la ciudad autónoma de Bs.As fuera e implicara los mismos dispositivos que presidir Boca Juniors.
La designación de Palacios esta en sintonía con lo que el propio Macri –y parte de su electorado- cree y piensa. Es el trazado grueso de la derecha, obscena. Es la pornografía, lo burdo, lo lineal. Éste fulano es conocido como un represor franco y sincero, no da muchas vueltas. Es de esa estirpe, esa vertiente de la Policía Federal a la que le fascina reprimir, decir que lo hacen y argüir razones ideológicas al respecto, la fundamentación de la reprimenda, la cuestión moral del asunto; no tienen empacho en decirlo y se los convoca por y para ello. Hoy es El Fino Palacios pero han sido Luis Patti, Aldo Rico, El Ñoño Naldi, El Chorizo Rodríguez, El Malevo Ferreira, Franchioti. En cada provincia hay un exponente, la lista es larga y babea sangre a medida que se la recorre de las muertes que se han cargado. Bravos hombres, conocidos represores, amigos dudosos todos ellos del poder político de turno. Cuando Kirchner pasó a retiro al Fino Palacios, Macri lo cobijó como jefe de seguridad del Club Atlético Boca Juniors, ahora lo reincorpora a la función pública como Jefe de la Policía Metropolitana.
¿Es una provocación o contundente convencimiento? Es en todo caso consecuencia directa de los resultados electorales, pero principalmente es la respuesta a una lectura posible de esos comicios, no la única. Mauricio Macri esperó el resultado de las elecciones para no pagar el costo electoral de tamaña decisión y realiza esta designación ahora -aún cuando sólo el 30% de la ciudadanía apoyó a su candidata Gabriela Micheti, es decir que 7 de cada 10 porteños no la votaron- para dejarnos en claro que el diálogo y el consenso no son el objeto de su política sino su cuerpo transvestido.
Del espacio que queda entre defección política -esto es, incapacidad de gestión del gobierno de la seguridad pública- y desarticulación del sistema político con el conocimiento académico y el campo popular, lo que queda es la policialización de la seguridad pública. Darle a los sospechosos de siempre lo de siempre, implicará esta vez asumir el costo de que lo que hay detrás del nombramiento del Fino Palacios es sólo la arista de un proyecto más amplio. Es la veta de la restauración conservadora, corrupta y represiva.